DAVID LUIZ: EL CREYENTE QUE NUNCA DEJÓ DE TENER FE
- ALBERTO FANDOS PORTELLA
- 25 feb 2016
- 5 Min. de lectura
Es complicado dar un punto de vista de un futbolista como David Luiz después de todas las polémicas que han existido respecto a su valoración económica y rendimiento profesional sin ser conocedores de su trayectoria y superación. Pero el central procedente de Brasil no es ni un simple creyente ni un mero jugador del balompié.
Atravesando una dura infancia pero siempre acompañado por Dios, un joven David Luiz de tan solo 14 años de edad decidía emprender su camino hacia el que siempre ha sido su sueño, ser jugador profesional y, sobre todo, defender la camiseta de su país con la Seleçao Brasileira. Todavía siendo un niño, se unió al EC Vitória, donde comenzó como centrocampista defensivo, posición que ocupa actualmente en el París Saint-Germain en algunos encuentros pero, sobre todo, en el Chelsea de “Mou”. Sorprendentemente, David estuvo a punto de abandonar el equipo a causa del bajo rendimiento que sostuvo en dicha posición. Sin embargo, dejando atrás el rendirse y la consecuencia de dejar el club que más tarde le conduciría al éxito, el “peluso” fue cambiado a la posición de defensa central, a la cual se adaptó a la perfección.

En 2005, debutó con el Vitória en la competición de fútbol estatal del estado de Bahía, el Campeonato Baiano, andada de corta duración debido a su cesión por el SL Benfica de Portugal en enero de 2007, como remplazo del portugués Ricardo Rocha. En una etapa tosca marcada por las numerosas lesiones, su debut fue en la Copa de la UEFA ante el PSG en el Parque de los Príncipes, el cual acabará siendo su casa.
Sin duda, y a merced de Jesucristo, la temporada clave para el ya internacional central con la Selección de Brasil Sub-20 fue la 2009-2010, perdiéndose tan solo dos de los cincuenta y un encuentros disputados. Benfica consiguió el título de liga cinco años después, consecuencia que vivió David Luiz, reconocido como “Mejor Jugador” de la temporada. Dicho galardón no tardó en traerle novias desde Europa, tales como el Real Madrid, el Manchester United o el Chelsea F. C., al que el club no dejó marchar tras recibir varias ofertas. Este suceso no gustó al creyente, negando su posterior renovación con el Benfica. De este modo, el futuro “4” de Mourinho era traspasado después de aceptar nada más y nada menos que los 30 millones de euros que el multimillonario ruso Román Abrámovich puso sobre la mesa, dejando atrás sus dos años en Portugal.
Desde su incorporación al club inglés, el de Sao Paulo ha sido sufridor de constantes críticas respecto a su valoración económica y rendimiento profesional, alegándolo como un futbolista “sobrevalorado”, apodo que acompaña al internacional desde entonces, a pesar de conseguir la FA Cup y proclamarse campeón de la que es su primera y única UEFA Champions League en 2012. Agradeciéndolo, por supuesto, a Dios, David firmaba un año inolvidable en el Chelsea.
Pero esto no quedará aquí. Tras caer derrotados por un gol a cero ante el Corinthians Brasileño, y despedirse ante sus paisanos de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA 2012 aun siendo nombrado Balón de Plata de la competición, anunciaba su traspaso al París Saint-Germain. “¡Gracias Chelsea por estos tres años y medio que fueron maravillosos! No solo gané títulos pues también fueron amistades que siempre estarán en mi memoria.”, añadía el brasileño despidiéndose de Inglaterra.
Su flamante traspaso por 50 millones de euros, volvía a encender las alarmas en el mercado de fichajes mundial, volviendo a ser tachado como “sobrevalorado” económicamente. Lo cierto es que sería una bobería decir y fomentar este concepto, sobre todo por la ignorancia de muchos en cuanto a las capacidades físicas, tácticas y técnicas de las que gusta el central brasileño. No son novedad algunos de los errores que sufre bastante a menudo a causa de su falta de concentración o exceso de confianza, debido, entre otras cosas, a la calidad abrumadora de la que dispone, con una salida de balón envidiable para muchos de los centrales más importantes del mundo, y con unas cualidades de anticipación, dureza, posicionamiento en el eje de la defensa y juego aéreo, que le han provocado ser uno de los indispensables tanto para el entrenador parisino, Laurent Blanc, como para el seleccionador de la “verdeamarela”, Dunga, donde ya ha tenido un considerable protagonismo en las últimas competiciones como la Copa Confederaciones 2013, el Campeonato del Mundo de 2014 o la última Copa América. Además, su capacidad de polivalencia pudiendo jugar también en el mediocentro, así como su visión de juego, hacen que sea uno de los futbolistas que todo míster quisiera tener en su plantel.
Por otro lado, más allá de las características del jugador, uno de los factores claves de las diversas opiniones de su valoración, se le atribuye al mercado de fichajes. Todo un negocio para los clubes pequeños que, aprovechándose de las capacidades económicas de las grandes instituciones futboleras de Europa, sobre todo a día de hoy con los numerosos magnates y multimillonarios que se apropian de los clubes, consiguen traspasos descomunales por sus jugadores. Alguno de los ejemplos de este verano podría ser el fichaje de Anthony Martial, donde el United de Van Gaal pagó alrededor de 80 millones al A. S. Mónaco, los casi 100 millones de Neymar Jr. por parte de los culés, o los flamantes 265 millones de euros que, según el Diario futbolero Mundo Deportivo, saldría la contratación del galés Gareth Bale, sumados todos los conceptos. Pero, sin duda, lo extravagante son los precios que se le encasquetan a los centrales, como los 45 “kilos” del Manchester City al Valencia por el coste del argentino Nicolás Otamendi o, sobre todo, el conocido “Caso Mathieu” que revolucionó el mercado de los defensas en Europa con su traspaso por el F. C. Barcelona, el que apoquinó nada más y nada menos que 20 milloncejos.
En cualquier caso, el mercado está por las nubes y la sobrevaloración se les debería atribuir a todos los traspasos de futbolistas, donde, por supuesto, los principales culpables son los grandes clubes y sus multimillonarios desembolsos.
Para concluir, desear suerte al central brasileño David Luiz que aun teniendo ya un gran palmarés con el París Saint-Germain con dos Supercopas de Francia, una Ligue 1 y dos copas, una de la Liga y otra de Francia, respectivamente, consiga esos títulos internacionales más esperados por parte de los “bleus”. Todo un talento futbolístico de superación desde niño, nunca dándose por vencido, dando siempre gracias a Dios y, por consiguiente, siga gustando de ese juego que tanto agradamos los amantes del fútbol.
Buena suerte y ¡Que Deus te abençoe, David!
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